Nueve civiles desprevenidos murieron en el terror de las pandillas. Dos mujeres, entre otras, murieron al estallar un cóctel molotov que había sido arrojado al interior de un minisupermercado de la cadena nacional Oxxo.
Una vecina de la tienda del barrio escribe en una app del barrio: “Estoy aterrorizada. Mis perros ladraban, pero yo ni me atrevía a mirar por miedo”.
Un día después de la violencia en Juárez, hombres armados en la vecina Baja California incendiaron al menos diez autobuses urbanos en Tijuana, entre otros.
Según los analistas, el crimen organizado saca el puño con terror y quiere demostrar que no está para meterse con él. Crecen las críticas a la política de seguridad del gobierno mexicano. La política de ‘abrazos no balazos’ del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es, según los críticos, un tigre de papel y no conduce al fin de la violencia.
Expertos en seguridad advierten que las bandas criminales podrían extender acciones de terror a sectores del gobierno.