Por Pauline von Pezold
Cuando Deborah Richter (31) pasa junto al tablón de anuncios de su edificio de apartamentos de camino a pasear al perro, no puede creer lo que ve. Hay un trozo de papel que pide a la gente que retire su bandera alemana del balcón.
“Estimado segundo piso, edificio frontal, derecha. ¡Estaríamos muy contentos si pudieras quitar tu bandera alemana!”, está escrito en la nota. Y continúa: “Afortunadamente, los días del orgullo nacional alemán han terminado y lamentablemente estos días envían señales muy equivocadas, especialmente en Berlín y especialmente en Wedding”.
No sabe qué vecinos escribieron la nota. “La persona no buscó la conversación, sino que la denunció directamente en el tablón de anuncios de nuestra casa; el mensaje podría haber sido enviado a mi buzón”, dice enojada Deborah Richter.
Considera incorrecto que las banderas alemanas se asocien inmediatamente con sentimientos de derecha. “La bandera pretende ser una bandera de libertad. “Especialmente en la revolución de 1948 fue considerada una bandera de unidad y libertad”, explica la decoración de sus balcones.
“En los últimos años ha sido utilizado cada vez más por fuerzas radicales y eso me parece una gran vergüenza. Creo que cuanto más gente ‘normal’ cuelgue la bandera en la pared de su casa, más perderá su sello; ya lo hicimos durante el Mundial”, afirma.
Para este hombre de 31 años, una cosa es segura: la bandera permanece.