Meloni podría ser la primera mujer primera ministra en Italia. ¿Un paso hacia la emancipación o el riesgo de perder derechos conquistados con tanto esfuerzo?


Antonella Baccaro (foto de Carlo Furgeri Gilbert).

D.una vez que estemos, una mujer Primera Ministra en Italia es posible y su nombre es Giorgia Melonia la que las encuestas le han arrojado un éxito que a estas alturas le da la silla de la primera ministra con certeza.

Sobre todo, entre quienes no votaron por ella, existe la duda de si esta conquista podría en sí misma traer una ventaja a las causas de las mujeres. Predomina una clara actitud de cierre entre quienes se han opuesto al despliegue de Meloni: «¿Cómo un líder que durante la campaña electoral cuestionó el derecho al aborto no puede hacernos retroceder en cuanto a todos los demás derechos?«.

En el escenario del Tempo delle Donne, donde en septiembre hablamos sobre liderazgo y nuevas estrategias del feminismo, me llamó la atención, al respecto, el razonamiento de Antonio Polito, columnista del Corriere della Sera: «Para mí que Meloni sea primer ministro es en sí mismo un valor, dijo -. Porque nunca ha habido mujeres Primera Ministra. Entonces, si sus ideas la han llevado allí, todavía es un paso adelante.«.

En definitiva, si Meloni recorrerá esa última milla, lo hará por todas las mujeres, incluso por aquellas a las que no representa y aunque mañana, como primer ministro, tome decisiones de retaguardia sobre el aborto o los derechos.

A partir de ahora, el papel de primer ministro será verdaderamente discutible para una mujer porque se habrá comprobado que una candidatura femenina en nuestro país no adolece de sesgo de género.

En el mismo escenario milanés de la Triennale, el actor y activista LGBT+ Pietro Turano lanzó una interesante provocación: «Preguntémonos por qué – preguntó – una mujer que llega a un puesto de poder está casi siempre garantizando la preservación del patriarcado.«.

Por lo tanto, según él, Giorgia Meloni lo habría hecho porque los votantes no lo habrían experimentado como una amenaza al statu quo, por lo que su condición de mujer se ha vuelto irrelevante.

Esto explicaría por qué las mujeres de izquierda no ganan posiciones: por qué se postulan para romper moldes. Incluso en sus propios partidos. Meloni, en cambio, fundó el partido, liderándolo desde el principio, sin competir por él con nadie.

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