Desafío de alto voltaje en Buenos Aires, decide “el italiano” Borja. Luego, una pelea gigantesca que requiere la intervención de la policía. Árbitro Herrera muestra siete rojas tras 18′ de detención
Un final escandaloso, marcado por una gigantesca trifulca colectiva que requirió la entrada de las fuerzas del orden. Así terminó el Superclásico Argentino 260, ganado in extremis por River Plate ante la furia colectiva que avergonzó a la prensa y la opinión pública. Al final, el árbitro Darío Herrera sacó nueve tarjetas amarillas y siete rojas, pitando después de un 18′ de detención y con la policía al margen. Una velada que transcurrió tranquila hasta el minuto 93, cuando el exjugador del Livorno Borja convirtió un penalti concedido tras la intervención del cuarto del Var, en cambio acabó en un caos total por una acalorada bronca entre Palavecino y el exjugador de la Sampdoria Romero. A partir de entonces, un violento alboroto apenas se calmó ante los ojos de un Monumental repleto de 85.000 personas.
gol y gran pelea
—
El colegiado Herrera mantuvo el pulso del desafío con firmeza hasta el tiempo de descuento, gracias a una dirección rígida que enfrió la emoción sobre el césped ya en la primera parte gracias a siete tarjetas amarillas. Pero Herrera nada pudo hacer tras el decisivo gol de Borja desde los once metros, fruto de un penalti marcado por una falta de Sandez sobre Palavecino en el área. Parece haber desatado el revuelo general por el provocador júbilo de este último tras el penal convertido por el exjugador del Livorno, que lo celebró luciendo una camiseta de temática religiosa mientras a sus espaldas se producía una invasión descontrolada del terreno de juego.
momentos de miedo
—
De la riña entre Palavecino y Romero a la pelea general a puñetazos fue un momento. En cuestión de segundos, los jugadores de ambos bancos, incluidos el personal y los entrenadores, entraron al campo para participar en un acalorado choque de patadas, empujones y puñetazos. También repartieron bofetadas y directos algunos jugadores que, por estar lesionados, no deberían ni estar al margen, como Marcos Rojo y Paulo Díaz (dos de los más fervientes). A falta de un minuto para el final, el árbitro Herrera se vio obligado a suspender el partido por 18′, el tiempo necesario para que los oficiales y las fuerzas del orden restablecieran la calma mientras la sala del Var examinaba las imágenes para identificar a los culpables y violentos. Durante casi 20′ el campo del Monumental se transformó en un ruedo sin barra del que salió alguien (como Merentiel) con visibles marcas en la cara. Al final, el director del partido repartió sumariamente las tarjetas, expulsando a seis jugadores (tres de cada lado) y al técnico de Boca, Jorge Almirón. Pero es probable que ocurran más descalificaciones en los próximos días, después de un examen más detallado de las imágenes.
8 de mayo de 2023 (cambio 8 de mayo de 2023 | 09:12)
© REPRODUCCIÓN RESERVADA