Ya no tenía confianza en su auto. Esa fue la dolorosa conclusión a la que llegó Max Verstappen tras clasificarse para el Gran Premio de Australia. Y un día después volvió a quedar claro por qué. Tuvo otro gran problema con su coche, al igual que durante la carrera inaugural en Bahrein, se retiró. El campeón mundial se enteró cuando olió un olor extraño. Cuando dejó a un lado su Red Bull, se incendió. “Es muy decepcionante”, concluyó el propio holandés. “No sé qué pasó”.