Este año participan dieciséis profesores, entre ellos Geke Koopmans. Ella camina vestida con un traje de oso durante la actuación. “Muy cálido”, dice. Ayer caminó con él durante al menos seis horas. “Creo que perdí ocho litros de líquido”, se ríe. Y hoy también se pasea todo el día por el teatro con traje. En el programa hay nada menos que tres actuaciones. “Estás sudando mucho. Estás bailando, saltando. Sí, todo eso continúa”.
Se llama teatro de Sinterklaas, pero bien podría haberse llamado musical de Sinterklaas. Porque además de actuar, los profesores también interpretan varias canciones. Cada año, Willem Spans escribe canciones especialmente para la pieza, al son de canciones conocidas. Pero las canciones no deberían resultar demasiado familiares. “El año pasado hicimos una parodia del ángel de la guarda”, dice Koppers. “Eso no tuvo mucho éxito, jaja. Todos los niños cantaron la original. Sí, no pudimos superar eso con nuestras propias letras”.