Marion Bloem habla de la forma en que se mueve: a toda máquina. Ella corre por el corredor de su villa Gooi, repleta de pinturas y libros, para aceptar varios paquetes. Luego alterna conversaciones telefónicas sobre su próximo aniversario como escritora (ha estado en el negocio durante cincuenta años) con encender el horno para calentar las disputas de su esposo, médico y autor Ivan Wolffers (74). ‘Debido a la quimioterapia, ya casi no quiere nada’.