Cuando Benjamín tenía casi 3 meses, se enfermó. Se suponía que iba a ir a la guardería por primera vez ese día, pero esa noche estaba muy inquieto y se despertó con fiebre. Decidimos mantenerlo en casa y llamé a mi trabajo para decirles que no podía ir. En los días que siguieron, Benjamín se enfermó cada vez más. Tenía mucha fiebre, lloraba, gemía y apenas bebía. Llamamos al médico y tenía que venir.