En Blankenberge, se cerrará el acceso al muelle belga y al Oosterstaketsel. Lo mismo ocurre con los paseos bajos que rodean el puerto. “Una fuerte corriente del noroeste, en combinación con la marea viva, hace que el agua del mar suba demasiado alto junto con olas altas. Nuestros servicios instalan vallas de acceso para garantizar su seguridad”, afirma el alcalde Björn Prasse.