El maestro entrenador Bennet Wiegert se ve confirmado en su trabajo a largo plazo. El entrenador del club SC Magdeburg de la Bundesliga de balonmano tuvo que pasar por otras experiencias durante su mandato de siete años.
Sin embargo, según su propia declaración, apenas tenía dudas sobre sí mismo. “Bastante menos. Mi ego no es precisamente pequeño. Pero hubo momentos en que se reían de nosotros como enanos del balonmano. Cuando no funcionó y nos sentamos juntos en el presidium y hablamos de renunciar a la dirección”, dijo Wiegert en un entrevista con el “Tagesspiegel” y agregó: “Pero eso habría sido demasiado fácil para mí. Quería mostrarles a todos que lo que había pensado funciona. Que mi concepto de continuidad funciona”.
Así que planeó su escuadrón campeón durante muchos años como un rompecabezas. “Hay que decir que nunca hemos tenido una transferencia real en la que hayamos ido más allá de nuestros límites económicos. No podemos permitirnos eso”, dijo el hombre de 40 años. Así que fichó a Omar Ingi Magnusson “cuando tuvo su fuerte conmoción cerebral y ya nadie se atrevía a hacerlo. Ese es nuestro nicho”. Lo mismo sucedió con Gisli Kristjansson cuando fue contratado por los campeones récord THW Kiel.