El jefe de Estado, instalado el 1 de enero, anunció una investigación exhaustiva sobre los «bolsonaristas» cómplices en su entorno laboral. El martes se anunció en el diario oficial que cuarenta soldados ya no pueden proteger el palacio del Planalto. El presidente aseguró la semana pasada que cualquier «bolsnarista radical» que aún trabaje para el gobierno será tratado.
Lula también critica a los militares en general por no molestar a un campamento de simpatizantes de Bolsonaro cerca de instituciones gubernamentales en Brasilia mientras pedían a gritos que se anulara el resultado de las elecciones presidenciales.
Bolsonaro, un exsoldado, salió de Brasil dos días antes de la toma de posesión de Lula y permanece en Estados Unidos. La justicia de su tierra investiga si ha incitado al levantamiento, algo que él niega. En un video, Bolsonaro lamentó los hechos «increíbles».