Luiss, los jóvenes, ahora la oportunidad en C: la segunda vida de Cristian Ledesma


Llamado a dictar un cambio de marcha y protegerse de la tormenta, el nuevo entrenador de Ascoli está listo para afrontar su primera gran aventura como entrenador: el frío y el viento nunca le han asustado…

En el corazón de la Patagonia, geográficamente no lejos del Polo Sur, hay un lugar especial. Se llama Puerto Madryn y tiene vistas a la península Valdés: un auténtico paraíso para los amantes de la naturaleza. Esa franja de tierra protege al pequeño pueblo argentino de las olas del océano Atlántico que rasgan la costa. Sin embargo, el viento llega en ráfagas que cortan el rostro, el frío vuelve la tierra árida e inhóspita. Cristian Ledesma creció exactamente en ese lugar al borde del mundo. Llegó allí después de un viaje de 22 horas en autobús desde Buenos Aires cuando tenía apenas 4 años. Papá Miguel había perdido su trabajo. Se había mudado allí para ser agricultor, poco después se le unió toda su familia: ocho hijos, su esposa, su madre y un tío. Doce de ellos vivían en una casa de una sola habitación y sin electricidad. El único refugio seguro del pequeño Cristian siempre ha sido la pelota. Las trayectorias del destino lo llevaron primero a Boca Juniors, luego a Lecce y luego a Lazio. Se ha convertido en bandera del club biancoceleste. Cuando paró empezó desde abajo en su nueva vida como entrenador. A pesar de haber jugado más de 350 partidos en la Serie A, se sentó en el banquillo de un equipo universitario, ascendió al Eccellenza y nuevamente al equipo juvenil. Ahora afrontará su primera experiencia al frente de un club profesional. De Primavera al primer equipo de Ascoli en lugar del despedido Carrera. Esta vez el viento sopló en la dirección adecuada.



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