El Servicio Penitenciario belga adquiere diez dispositivos de detección de drogas de alta tecnología para examinar las habitaciones en busca de rastros de drogas y escanear las drogas encontradas. Los dispositivos pueden distinguir más de 150 especies diferentes. Deben contribuir a la “guerra contra las drogas” que se está librando y mantener la seguridad dentro de los muros de la prisión.