Los socorristas acuden en masa al llanto de un bebé en un contenedor de basura, pero afortunadamente pronto resulta que no pasa nada grave.

Del infierno al cielo en pocos segundos: en el Brabante Valón, los servicios de emergencia acudieron en masa el miércoles al oír el llanto de un bebé procedente de un contenedor de residuos subterráneo. Afortunadamente pronto quedó claro que no se trataba de una emergencia terrible, escribe ‘RTL Info’. El sonido resultó provenir de dos muñecos desechados.

En total, quince socorristas (policía, bomberos y personal médico) acudieron el miércoles al contenedor de residuos de donde procedían los llantos del bebé. Rápidamente encontraron la causa del ruido: dos muñecos de plástico con función de hablar y llorar. Al parecer la persona que tiró los muñecos se olvidó de quitarle las pilas.

Los socorristas, sorprendidos pero aliviados, posaron para una fotografía con los dos «perpetradores» en brazos. Se alegraron de comprobar que la falsa alarma había provocado una rápida movilización y una buena cooperación entre los diferentes equipos. Un buen ejercicio. Bien está lo que bien acaba.





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