Los recuerdos de los demás, plasmados en la literatura, nos ayudan a sacar a la luz los nuestros. Al leer somos capaces de afrontar nuestra experiencia amortiguando sus sobresaltos


Serena Dandini (foto de Gianmarco Chieregato).

LA recuerdos, materia frágil de manejarcada uno las guarda a su manera, que los mantiene bien ordenados en una sala de cerebros como una biblioteca donde los volúmenes están catalogados en orden alfabético y responden al llamado en cuanto decidimos evocarlos.

Quién los esconde en el sótano y los mantiene cerrados en la oscuridad por temor a encontrarlos repentinamente frente a ellos como fantasmas no deseados.

Sea cual sea su actitud hacia los recuerdos personales tarde o temprano llega el momento de lidiar con eso y la mejor manera para mí es pedir ayuda a la literatura.

Los recuerdos de los demás nos ayudan a sacar a la luz los nuestrosy como estudiosos de las antiguas civilizaciones tras una certera excavación arqueológica redescubrimos en las vidas que no nos pertenecen los fragmentos desordenados de nuestras existencias.

En ese sentido, el libro de Paola Farinetti es un gran consuelo Buceo de superficie (Gallucci editore) las que hacemos cuando hojeamos el álbum de fotos de nuestro pasado, y la autora parte de las fotografías que marcaron algunos momentos de su vida, sumergiéndose en un viaje hacia atrás para esclarecer -si es posible- el sentido de existencia

“Buceo de superficie” de Paola Farinetti (editor Gallucci).

A través de detalles aparentemente insignificantes, un bolso muy deseado, un corte de pelo imposible, una tía seductora, páginas ligeras como libélulas que rozan el paisaje se alternan con otras densas como cortinas de humo que clavan en la página la desesperación por la muerte.

Capítulo tras capítulo Farinetti redescubre miedos y entusiasmos que han marcado su crecimiento desde niña, pasando por todas las etapas de la vida hasta llegar a la difícil aceptación de la viudez, palabra casi tabú en nuestra sociedad.

“Ser viudo significa haber sufrido un desgarro, significa haber chocado con lo imposible, haber experimentado lo irreparable y haber sobrevivido, obscenamente sobrevivido”.

El libro está dedicado a su marido el gran poeta Gian Maria Testa que todos lamentamos, que estaría orgulloso de esta hermosa obra que siempre había defendido.

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No existe un manual para aprender a lidiar con las olas de la vida. y navegando entre los dolores que destrozan el corazón o entre las alegrías repentinas e inesperadas, pero gracias a esa lupa en forma de memorias-relatos somos capaces de afrontar nuestra experiencia con una nueva dulzura que suaviza los sobresaltos.

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