¿Por qué vendería un hotel y restaurante próspero que ha puesto corazón y alma en él durante casi ocho años? Una pregunta comprensible, según Pieter-Jelle Hoogsteen (44) y Elly Bakker (42), propietarios del Hotel Bieze y del restaurante Vlint21 en el centro de Borger. “Económicamente, realmente no hay razón para parar”, dice Hoogsteen.