El precio del gas en Europa volvió a subir el martes hasta alcanzar el nivel más alto en cuatro meses. Un día antes, el precio del combustible se disparó debido a los combates entre Israel y el grupo militante palestino Hamás. Debido a los disturbios en la región, el gobierno israelí pidió a la compañía energética estadounidense Chevron que detuviera la producción de gas natural en la llamada plataforma Tamar, un importante yacimiento de gas.
En la Bolsa de Gas de Ámsterdam, el precio para los suministros en noviembre aumentó un 3,6 por ciento hasta 45,55 euros por megavatio hora. El lunes el gas ya se había encarecido un 15 por ciento. Las crecientes tensiones en Oriente Medio aumentaron los riesgos para el suministro antes de la temporada invernal de calefacción en el hemisferio norte.
Según funcionarios del gobierno egipcio, los suministros de gas de Israel a Egipto han caído alrededor de un 20 por ciento después del cierre del campo de gas Tamar de Chevron. Egipto había planeado reanudar las exportaciones de gas natural licuado (GNL) a Europa después del verano, pero según funcionarios del gobierno ahora está esperando ver el impacto de las interrupciones del suministro en Israel.
A pesar de que el suministro europeo de gas está casi completo para el invierno y la demanda industrial de gas sigue estando muy por debajo de la media histórica, el precio del gas europeo sigue siendo extremadamente sensible a los cambios en la oferta. Esto se debe a que el suministro de gas ruso a Europa ha desaparecido casi por completo desde el año pasado y debe complementarse con importaciones de GNL de otras partes del mundo.
Por ejemplo, el precio del gas también subió la semana pasada, después de que el personal de las fábricas australianas de gas natural licuado (GNL) anunciara que volvería a despedir puestos de trabajo para, entre otras cosas, exigir salarios más altos. Además, el fin de semana pasado se descubrió una fuga en un oleoducto entre Finlandia y Estonia.
Los pronósticos meteorológicos también muestran que es probable que las temperaturas en el noroeste de Europa bajen a partir de la próxima semana, lo que podría provocar que más personas enciendan la calefacción. Además, la Agencia Internacional de Energía (AIE) advirtió que la baja demanda industrial de gas y los grandes inventarios aún no garantizan precios estables durante la temporada de calefacción. «El riesgo de volatilidad de los precios, especialmente en caso de un invierno frío, es motivo de preocupación», dijo la AIE.