Desde En 2017 hay una ley separada, que establecía tipos penales más estrictos para los ataques a las fuerzas de seguridad y salvamento. Hasta cinco años de prisión pueden imponerse desde entonces por tales ataques. Se trata de ataques contra policías, bomberos, servicios de protección civil y salvamento, fiscales y policías militares.
Antes de que se aprobara la ley, solo se aplicaba una sanción específica a las agresiones durante las acciones de cumplimiento, como los arrestos. Desde 2017, la amenaza de castigo se aplica durante cualquier acto oficial.
Ese “Ley para fortalecer la protección de los agentes del orden y los trabajadores de rescate” desde entonces, sin embargo, ha asegurado que tales actos puedan ser castigados con especial severidad. La justificación se recoge en el texto legal: Un ataque a los servicios de emergencia es “al mismo tiempo un ataque a la seguridad pública, ya que puede suponer una merma en la asistencia”.