Szymanski recibió el mensaje en Ankara. Ayer también asumió mucha responsabilidad. “Marcó un gol, no pudo”, olvídenlo, lo deseaba con todas sus fuerzas, corrió y no se escondió del balón. Regresando. Cengiz marcó el gol y caminó con tranquilidad. Ni modo… No estuvo en el partido ni hizo ningún pase o centro efectivo. Mientras no espere a que el balón llegue a sus pies y avance hacia él, continuará con este efecto de “desvanecimiento”.