Y millones de esos granos llegan hasta nosotros cada vez. Ingrid Meys: “Yo misma los he visto cerca de Middelkerke. He oído a gente que los ha encontrado en Oosteroever, en Ostende, en Zeebrugge, en Blankenberge. Actualmente están dispersos por todas partes”.
Los gránulos permanecen entonces en la playa y en el medio ambiente, ya que la limpieza es imposible. Algunas aves ven las bolas como alimento y luego sucumben cuando terminan demasiadas en el estómago. No todas las especies de aves pueden regurgitarlas.