Los mosquitos siempre tienen un sistema de respaldo para picar a los humanos, descubren los científicos

Para su comida, los mosquitos dependen de un cóctel de nuestro olor corporal, calor y dióxido de carbono. Ese olor difiere de persona a persona. Los animales suelen tener un conjunto específico de neuronas para detectar cada tipo de olor, pero los mosquitos tienen diferentes canales para captar los olores, según los investigadores. Por ejemplo, los científicos se sorprendieron al descubrir que, de alguna manera, los mosquitos aún podían olfatear a las personas para picar después de que una familia completa de proteínas sensibles al olor humano había sido eliminada de su genoma.

«Hemos visto que diferentes receptores pueden responder a diferentes olores en la misma neurona», explica Meg Younger, autora principal del estudio y profesora asistente de biología en la Universidad de Boston. En la mayoría de los animales, solo se expresa un tipo de receptor en cada neurona olfatoria. “Cuando las personas pierden un solo receptor de olor, todas las neuronas que expresan este receptor pierden la capacidad de oler ese olor”, explica la investigadora Leslie Vosshall. Pero ella y sus colegas descubrieron que este no es el caso de los mosquitos.

Los mosquitos se sienten atraídos hacia nosotros por el octenol, una sustancia de olor agradable que segregamos. Pero los mosquitos también usan aminas, otra sustancia química, para rastrearnos. «Sorprendentemente, las neuronas que usan los mosquitos para detectar octenol y los receptores de amina no son partes separadas», concluyó la investigadora del estudio, Meg Younger. «Esto permite que todos los olores humanos activen la parte del cerebro del mosquito que detecta humanos, incluso si algunos de los receptores se pierden».

Control de Enfermedades

Esto significa que una sola neurona del mosquito contiene múltiples receptores sensoriales y la pérdida de uno o más receptores no afecta la capacidad del mosquito para captar los olores humanos. Los mosquitos tienen así una especie de sistema de respaldo que, según los investigadores, podría haber evolucionado como un mecanismo de supervivencia. «Somos básicamente la comida perfecta, por lo que la necesidad de encontrar personas es extremadamente fuerte», dijo Younger.

Una mejor comprensión de cómo el cerebro del mosquito procesa el olor humano nos permitirá intervenir mejor en ese proceso y lidiar con las picaduras de los insectos. «Podríamos desarrollar mezclas que sean más atractivas para los mosquitos que nosotros mismos», dijo Younger. «También podríamos desarrollar repelentes que se dirijan a esos receptores y neuronas que detectan el olor humano».

Todo esto podría ser fundamental para combatir la propagación de enfermedades transmitidas por mosquitos, como la malaria, el dengue y la fiebre amarilla.



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