Los golpes de la jugadora de voleibol Celeste Plak en París podrían haber sido más duros

Su análisis: «Lo que nos hizo jugar tan bien contra Turquía (derrota 2-3, JV) e Italia (0-3) fue la creencia de que podíamos ganar. La creencia de atravesar muros. Esas cosas estaban hoy en contra de nosotros, los dominicanos. no están presentes. Y estoy muy decepcionado por eso.»

La situación era que Holanda parecía haber ganado un punto decisivo para la clasificación tras una estrecha derrota contra la fuerte Turquía (se perdió una ventaja de dos sets) y que una victoria sobre la República Dominicana (3-0 o 3-1) seguir adelante habría significado pasar a cuartos de final. Sin embargo, una victoria por 3-2 habría bloqueado el camino del seleccionador nacional Felix Koslowski a los cuartos de final.

‘El rival logró adaptarse mejor’

Plak había dejado ese cálculo, con una única ruta de escape teórica, a otros. Dijo que ni siquiera sabía qué pasó exactamente. «Tal vez se ha hablado de ello, pero a mí no me preocupa. Sólo quiero ganar».

Todos los cálculos resultaron ser material de desecho. Se ganó el primer set, 25-22. La salida, hablando en términos de carrera, había conducido a una buena curva en la primera curva. El final aún estaba lejos. «Pero después ya no pudimos seguir con esa creencia. El rival supo adaptarse mejor que nosotros».

Sólo fue utilizada al final del cuarto set, cuando el caso ya estaba prácticamente perdido. Ella anotó dos puntos típicos de Plak en 20-18 y 21-19, llegaron cuatro puntos de set holandeses, pero luego el sustituto Dambrink estaba entre líneas. Era una pena, pensó Plak, que ya no pudiera dar energía al equipo.

Tres sueños

Pronto podrá olvidar el dolor de París. Su vida es la de la existencia de las tres casillas de verificación. Cuando empezó a jugar voleibol a un alto nivel e incluso acabó en la meca de este deporte, Italia, Plak tenía tres sueños. Fueron seguidos: llegar a los Juegos Olímpicos, jugar en un club japonés y finalmente competir en la competición brasileña. Todos se hicieron realidad.

Celeste Plak ya jugó voleibol olímpico en Río hace ocho años, donde vivió los Juegos como un ‘circo’. Esa experiencia debería beneficiarla en París. En Japón jugó para Victorina Himeji durante dos años. Y pronto Plak se mudará a Brasil, donde firmó un contrato con Belo Horizonte.

Además, se tomó un año sabático en 2020 y decidió no dejarse llevar por las expectativas de los demás, del mundo exterior. Está bien desilusionarse, como este sábado en París, pero no hay que acabar en el fondo fangoso de los sentimientos.

No funcionó, mañana volverá a salir el sol. Así afronta la vida Celeste Plak. Esta semana podrá visitar a la abuela Braas en Tuitjenhorn. La madre Karin va a cocinar para ella. Pone en perspectiva la existencia del mejor atleta.



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