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Para quien quiera verlo, hay similitudes sorprendentes entre el fracaso de la gestión de Schiphol y las acciones del cuarto gabinete de Rutte. Se espera un liderazgo decisivo de ambos, pero ni la dirección de Schiphol ni el gabinete están haciendo nada al respecto. Y ambos parecen ajenos a sus propios fracasos y la responsabilidad que tienen por el caos resultante. El liderazgo autista vuelve locos a muchos.