Los fondos destinados a apoyar a las mujeres víctimas de violencia no representan la solución, se debe crear un sistema que favorezca su reinserción laboral


Antonella Baccaro (foto de Carlo Furgeri Gilbert).

del “ingresos de libertad “, la subvención de 400 euros mensuales durante un máximo de 12 meses, reservada para mujeres víctimas de violencia y en estado de pobreza, de ella hablamos positivamente cuando se puso en marcha hace más de dos años.

Pero ha llegado el momento de resumir: ¿Cómo funcionó la medida introducida por el gobierno del Conte II?

Para hacer una valoración precisa de la ley, financiada con 12 millones de euros para el periodo 2020-2022, es Ayuda en Acción. que detecta como en el primer año solo se beneficiaron 600 mujeres, frente a las 3.283 solicitudes presentadas (datos INPS), la mayoría de ellos de Lombardía, Puglia y Campania.

Los fondos son suficientes para 2500 solicitudes pero, según Istat, la audiencia incluiría potencialmente alrededor de 21 000 mujeres al año.

La ley nacional, en previsión de que el fondo pudiera no ser suficiente, ha dejado la posibilidad de integrarlo a las Regiones.

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Pero algunos se habían movido incluso antes que el gobierno nacional: Cerdeña fue la primera Región en adoptar en 2018 una subvención mensual de un mínimo de 780 euros durante un máximo de tres años. En el mismo año, Lazio instituyó la «contribución de la libertad», asignando un máximo único de 5 mil euros a los beneficiarios. La región de Apulia ha incluido en la “renta digna” cursos específicos para mujeres víctimas de violencia.

Hasta el momento se han destinado 20 millones de euros a medidas de apoyo a la renta, de los cuales 14 de recursos nacionales, 4 millones de recursos autonómicos y el resto de fondos europeos.

Kasia Smutniak contra la violencia contra las mujeres

Kasia Smutniak contra la violencia contra las mujeres

El principal problema es que, una vez finalizado el periodo de las subvenciones, las mujeres no siempre han recuperado el estado de independencia económica. Y a nivel nacional, no existe una ley de reinserción laboral que tenga en cuenta las necesidades específicas de las mujeres que han salido de la violencia: cargas de cuidado familiar, precariedad económica, dificultades logísticas o falta de acceso a jardines de infancia y guarderías.

Las medidas previstas por las Regiones incluyen cursos de formación profesional, prácticas, bolsas de trabajo, actividades de creación de empresas. Pero dejar la iniciativa a los territorios solo ensancha la brecha que ya existe entre los que tienen más medios y los que tienen menos.

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