Los fanáticos indios de la moda ecológica están descubriendo la ropa de segunda mano.


El vasto sector textil de la India produce miles de millones de euros en prendas nuevas cada año, pero algunos amantes de la moda locales están cambiando a ropa de segunda mano debido al impacto ambiental de la industria.

Puede que sea sólo una pequeña gota en un vasto océano, pero los consumidores hípster de la capital, Nueva Delhi, dicen que su ejemplo está cambiando lentamente la mentalidad de usar y tirar que prevalece entre la clase media de la India.

Nueva Delhi alberga numerosos mercados que ofrecen ropa de segunda mano, una alternativa económica para personas de bajos ingresos o una opción ética.

“Es una decisión respetuosa con el medio ambiente”, afirma Yuvika Choudhary, estudiante de 21 años, que compra ropa vintage. En la India apenas existe un sistema eficaz para reciclar la ropa, por lo que los residuos textiles llenan enormes vertederos.

Kriti Tula fundó la marca de moda Doodlage en 2012 con prendas elaboradas a partir de tejidos reutilizados. Al principio, le preocupaba decirles a sus clientes que los productos estaban hechos a partir de desechos. Pero una década después, ha aumentado la conciencia sobre la importancia de la sostenibilidad.

“Es importante hacer circular cosas que ya existen”, dice Tula. “La única manera de ponerlos en circulación es encontrar formas de alquilarlos, guardarlos y repararlos.

India es el quinto mayor exportador de prendas de vestir del mundo. Según la Organización Mundial del Comercio, el comercio alcanzó un valor de alrededor de 14 mil millones de euros en 2023.

Según la agencia respaldada por el gobierno Invest India, la industria emplea a 45 millones de personas, casi la misma población de España.

Cambiando los patrones de consumo

Algunos indios han recurrido a las compras de segunda mano después de estar confinados en casa durante la pandemia de Covid-19 y de encontrar tiendas online en las redes sociales.

Neha Butt, por ejemplo, inicialmente dirigió su negocio de ropa de segunda mano en Instagram antes de abrir su tienda Huckleberry Hangers en Nueva Delhi en 2022. Dijo que su concepto habría sido impensable antes de “la ayuda de Instagram y la conciencia climática”.

El mercado es microscópico en comparación con la producción industrial de ropa nueva, pero los compradores dicen que se trata más del mensaje que envían y que un replanteamiento tiene que empezar por alguna parte.

Swati Sambyal, experta en economía circular, advierte que una gestión eficaz de los recursos debe abordar ante todo la producción masiva de textiles.

“Cuando se trata de la cuestión de los residuos textiles, debemos considerar tanto los patrones de producción como los de consumo”, dice Sambyal. Añade que algunas marcas están pasando a utilizar textiles naturales, incluidos los elaborados con fibra de plátano y piña, para reducir su impacto medioambiental.

En última instancia, dice Sambyal, nada cambiará a menos que los consumidores también cambien. “Depende enteramente del consumidor. Depende de su voluntad y de su decisión”. (AFP)

Este artículo traducido apareció originalmente en FashionUnited.uk.



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