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Los voluntarios no descansan hasta que todas las víctimas tengan un lugar
HAARLEM – Piedras de tropiezo, piedras pequeñas de diez por diez centímetros con una parte superior de latón grabada con el nombre de una víctima del Holocausto, colocadas frente a la casa donde vivía. La iniciativa, que se originó en Alemania, ha ganado terreno sólido en nuestro país gracias al esfuerzo de voluntarios apasionados.