Los empresarios de Groningen, afectados por las molestias de las drogas. La satisfacción laboral desaparece, los clientes se mantienen alejados. ‘Alguien arrojó un suministro de pelotas a mi buzón’

Cuatro jóvenes en chándal se encuentran a lo largo de Gedempte Zuiderdiep en Groningen. Miran constantemente a su alrededor. Un quinto niño se acerca, le da un rápido puñetazo y un apretón de manos y continúa caminando. Parece un negocio relámpago de drogas, como muchos que tienen lugar cada día en ‘las puertas de la ciudad de Groningen’.



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