Los empleados de centros de empleo protegido llegan cada vez más hambrientos al lugar de trabajo. Por este motivo, la BWRI de Hoogezand organiza una mañana para sus empleados con comida gratuita y ayuda en asuntos complicados.
La pobreza entre los empleados es un problema en todos los lugares de trabajo sociales. Los sindicatos FNV y CNV pidieron anteriormente un aumento salarial para este colectivo. Esas negociaciones han fracasado. “Si esto continúa, el sector corre el peligro de colapsar y nuestra gente se convertirá en los nuevos trabajadores pobres”, escribió la CNV en una carta al rey el martes.
“Esto demuestra lo grave que es la situación”, afirma la directora de la CNV, Miriam Doeschot. “Casi todo el mundo recibirá dinero extra, pero este grupo objetivo está sujeto a este convenio colectivo hasta finales de 2025. Y si hay un grupo que necesita dinero extra, es ese grupo”. Por ello, los sindicatos piden más dinero al gobierno.
Terrible
“Se volvió urgente”, dice la jefa del equipo Marjolein de Jonge. Es jefa de equipo en la BWRI (Empresa de Trabajo, Reintegración e Ingresos) en Hoogezand. El servicio emplea a 369 personas. Cada vez se daba más cuenta de que la gente entraba hambrienta al taller. El gas, la electricidad y los alimentos simplemente se han vuelto demasiado caros.
El viernes 29 de septiembre por la mañana los empleados podrán acudir al ‘Snuustermarkt’. Aquí encontrará puestos, entre otros, del banco de crédito y de expertos que le ayudarán con facturas de gas complicadas o con un Digi-D. Además, los empleados reciben un paquete de compras. De Jonge observó el mercado desde sus compañeros de Dokwurk, un taller protegido en Dokkum.
Factura de energía
Henriëtte (39 años de servicio) y Marga (46 años de servicio) viven en Hoogezand. Marga trabaja en un pedido de calendarios de Adviento eróticos, Henriëtte pone pegatinas en paquetes de pastillas para lavavajillas. Comen un bocadillo en la cantina. Ambas mujeres dicen que pueden llegar a fin de mes con los salarios de BWRI. Henriëtte: “Pero siempre es agradable recibir algo”.
Puede que las mujeres no tengan hambre, pero hay muchas preocupaciones. Así miraba Marga su aplicación Essent hace un tiempo. Buenas noticias: recupera su dinero. ¿O no? “Porque más tarde leí en Dagblad o RTL que se había cometido un error y que la gente tenía que pagar esa cantidad”. Empezó a sentirse mareada. “Fueron dos mil doscientos euros”.
‘Qué otra cosa’
“Pero también hay un obstáculo para eso”, le asegura De Jonge. Hay personas que pueden ayudarte con eso. Las damas lo verán. “Bueno, es algo diferente”, dice Henriëtte. “Y no tienes que trabajar por una mañana”.