Los elefantes siempre tienen razón

Sander donkers

Recientemente se ha tocado música clásica en el McDonald’s de Winschoten para combatir a los merodeadores enconados. Al igual que hay a la venta dispositivos que emiten un silbido para ahuyentar a los ratones. ‘Funciona’, dice un gerente de sucursal aliviado. Pensé en aquella época en que me recibieron hermosos sonidos cubanos en una estación de metro de Ámsterdam. ‘Contra esos malditos drogadictos’, me dijo un empleado de GVB cuando se le preguntó. También funcionó como un encanto.

Las mejores artes como elemento disuasorio: quería añadir a esto algunos pensamientos pesimistas sobre nuestra civilización, pero luego leí la historia de dos empresarios de La Haya que lograron proteger un parque nacional de Zambia contra los elefantes intrusos poniendo música a todo volumen por… Céline Dion. Maravillosa frase: ‘Después de su introducción a la famosa canción de la película Titánico los elefantes dieron la vuelta’.

La aversión es la expresión negativa del gusto, sobre la que no se puede discutir. Aún así, ahora considero a los elefantes más altos que los adictos a Amsterdam y la juventud merodeadora en la Mac.



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