Alan Rickman ha sido un actor solicitado desde Die Hard (1988). Para los nacidos en los años 90, sin embargo, siempre estará asociado con el papel del malvado profesor de Pociones, Severus Snape, en las películas de Harry Potter. Seis años después de su muerte en 2016, los diarios de Rickman ahora se están publicando, y contienen algunas ideas detrás de escena del mundo de Potter.
“Duro de matar” en Jaque:
Rickman comenzó a llevar un minucioso diario en 1992, llenando un total de 26 volúmenes. Del “Guardianes” publicó extractos de sus entradas por adelantado en los años 2000 a 2011, es decir, la época de las películas de Potter. Rickman murió de cáncer de páncreas en 2016.
Como ahora se ha sabido, fue diagnosticado por primera vez en 2005 y por eso fue operado, pero lo mantuvo en secreto. Así que consideró renunciar al papel, pero finalmente siguió adelante con las películas. “Finalmente, sí a ‘Harry Potter 5’. El sentimiento no es ni bueno ni malo. El argumento que gana dice: ‘Hazlo. Es tu historia'”, escribe en el diario.
Rickman también captura el momento cuando terminó de leer Las Reliquias de la Muerte, el último libro de Harry Potter: “Snape muere heroicamente, Potter lo describe a sus hijos como uno de los hombres más valientes que jamás haya conocido y nombra a su hijo Albus Severus. Este fue un verdadero rito de iniciación. Una pequeña pista de JK Rowling siete años antes, Snape amaba a Lily, me dio una roca a la que aferrarme”.
Rickman también escribe sobre cómo fue ver crecer al actor de Harry Potter, Daniel Radcliffe, en el papel: “Almuerzo a la 1:00 p. m. con Daniel Radcliffe en el Café Cluny. Tenía solo 12 años, ahora tiene 19. ¿Cuándo sucedió eso? Y es sensible, elocuente e inteligente. Y posee un apartamento de tres dormitorios en Nueva York.
Además de sus pensamientos sobre sus papeles en el cine, Rickman también escribió repetidamente sus pensamientos sobre los acontecimientos mundiales en ese momento, como los ataques del 11 de septiembre de 2001. Políticos como el entonces primer ministro británico Tony Blair o Boris Johnson, entonces alcalde de Londres, a veces recibió comentarios mordaces.
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