Incluso los bebés por nacer no se salvan de la contaminación del aire. Así lo demuestra una nueva investigación de la Universidad de Hasselt y la Universidad de Aberdeen, publicada en The Lancet Planetary Health. Los científicos demostraron que ya se pueden encontrar rastros de contaminación del aire en varios órganos vitales de los fetos. “Investigaciones anteriores de nuestro equipo ya han demostrado que se pueden encontrar partículas de hollín en la placenta durante todos los trimestres del embarazo. Ahora vemos que esas partículas de hollín no se quedan allí, sino que terminan en los órganos del feto”, dice el Prof. Tim Nawrot (UHasselt).
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