En el primer referéndum celebrado en Australia en más de dos décadas, la gran mayoría de la gente parece haber votado “no” al reconocimiento de los pueblos indígenas. Los medios australianos informan de esto. Aunque todavía no se han cerrado los últimos colegios electorales, los votantes en contra parecen tener una ventaja insalvable.
El país estaba profundamente dividido por el referéndum del sábado, en el que los australianos debían votar si querían enmendar la constitución para reconocer a los aborígenes y a los residentes del archipiélago del Estrecho de Torres como la población original del país. También podrían hablar sobre la inclusión de una ‘voz’ especial para este grupo en el parlamento, de modo que la población indígena pueda opinar cuando se adopten políticas que les afecten.
El primer ministro progresista, Anthony Albanese, calificó anteriormente el referéndum como una “oportunidad histórica para unir a los australianos”, pero muchos partidos de la oposición se opusieron a la propuesta. Los opositores temen que la “voz” que este grupo obtendría en el parlamento -en forma de un comité asesor que discute cuestiones que afectan a esta minoría étnica- en realidad aumentará la desigualdad racial. También temen que el comité gane mucho poder.
Los dos grupos indígenas del país, los aborígenes y un grupo más pequeño formado por la población de las islas del Estrecho de Torres que se encuentran entre el norte de Australia y Papua Nueva Guinea, constan de casi un millón de personas, alrededor del 3,8 por ciento de la población australiana total. Son muy vulnerables. Por ejemplo, viven en promedio casi nueve años menos que otros australianos.
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