Piense en ello como una mezcla de korfball, dardos y una tradición de Nochevieja. No es un juego de lanzamiento de cohetes y tampoco es un deporte de pelota petrolera. Son dardos de carburo.
El campeonato holandés se disputa esta tarde en Tiendeveen. Por duodécima vez. Robert Mulderij, en nombre de la organización: “El año pasado fue la primera vez desde el coronavirus. Entonces el tiempo era un poco mejor, pero mucho más frío que ahora”. En el campo deportivo de Tiendeveen llovizna durante todo el día desde el cielo gris.
29 equipos están alineados alrededor de un campo de fútbol, con pelotas, viejos botes de leche y quemadores de gas. El objetivo parece simple. Aterriza la pelota lo más cerca posible del punto central. Allí hay una barra de korfball lista. Y a su alrededor hay carteles con un número. Cuanto más cerca caiga la pelota del punto central, más puntos obtendrá un equipo.