Los residentes de los 26 apartamentos tuvieron que abandonar sus hogares en julio del año pasado cuando resultó que sus apartamentos de nueva construcción estaban completamente podridos y ya no se podía garantizar la estabilidad del edificio. El edificio está construido en madera maciza para la que se han utilizado tablones de CLT. Durante la construcción, estos se dejaron descubiertos en todo tipo de clima al aire libre, por lo que ya comenzaron a pudrirse. En los años siguientes aparecieron los primeros defectos, como techos con goteras y terrazas inestables.
Después de meses de investigación, un experto judicial ha llegado a la conclusión de que no hay otra solución que demoler casi por completo el edificio, informa Het Belang van Limburg. Sólo podrían quedar las escaleras y el sótano, el resto debe ser reconstruido. Reparar el edificio sería prácticamente imposible y sería demasiado caro.
El contratista y el arquitecto, que forman pareja, son responsables cada uno de 2,7 millones de euros. Si alguna vez podrán pagar esa cantidad sigue siendo una pregunta abierta. El informe del perito judicial ahora tiene que ir a los tribunales, que deben ratificarlo.