La buena noticia es que la gente no es muy grosera con demasiada frecuencia, señaló Brown, pero es importante saber que incluso una decisión única de traer a una persona adicional o no responder a un mensaje de texto de la lista de espera puede ser estresante para los anfitriones.
“Simplemente entender que somos personas en el trabajo… la hospitalidad es algo que amamos y de lo que estamos muy orgullosos, y simplemente entender que somos personas también”, dijo Murphy.
“Cuando alguien está realmente interesado, es amable o comprensivo… se abre ese ámbito y nos permite conectarnos con usted en cierto nivel”, añadió Murphy.
Cuando trata con invitados groseros, Murphy dijo que siempre se recuerda a sí mismo que no sabe qué está pasando en la vida de esa persona o si viajó muy lejos para llegar a su reserva para cenar.
“Y es por eso que parecen concisos o groseros, y así es como manejamos esas situaciones”, dijo, “solo hay empatía, gracia y comprensión de que las personas tienen vidas y realmente no sabemos qué está pasando con ellas. “
Entonces, mientras el personal del restaurante hace todo lo posible para ver la humanidad en las personas, los comensales deben hacer lo mismo respetando las reglas, siendo educados, comunicando cualquier cambio y recordando que los anfitriones son personas que realizan un trabajo, como usted y yo.
Este artículo apareció originalmente en HuffPost.