Run-DMC eran los Beatles del hip hop: Run y DMC eran Lennon y McCartney, y Jam Master Jay eran George y Ringo en uno. Raising Hell es el primer álbum de rap verdadero, una obra de arte completa en lugar de una colección de sencillos o algún disco basura. El rock juega un papel en ello, pero el rap marca el tono: no está debajo, está arriba. Jay-Z, Outkast, Black Star, The Roots: todos los que hacen hip-hop hoy en día tienen Run-DMC en su pedigrí.
Tenían una energía completamente nueva que revolucionó el hip hop. Músicos mayores como Grandmaster Flash vestían ropa disco, venían del Bronx y parecían diferentes. Run-DMC vino de Hollis, Queens, a sólo quince minutos de donde yo vivía. Hollis era un suburbio, ya no una gran ciudad, pero Run-DMC parecían verdaderos gatos callejeros.
Cuando trabajaba en la radio universitaria en WBAU en Long Island, ayudamos a Run-DMC a abrirse paso. Fueron un modelo para Public Enemy: ambos hicimos discos muy ruidosos que estaban destinados a estadios, no a clubes. Tuvieron que gritar para ahogar sus ritmos y riffs de guitarra. No se puede rapear tranquilamente en un estadio.
Los músicos negros no son inmunes a lo que está mal en nuestra sociedad
Estaba en casa cuando un tipo en la televisión dijo que Jay había sido asesinado. “Eso fue un shock total. Los músicos negros no son inmunes a lo que está mal en nuestra sociedad. A la gente no le gusta oír eso, pero es la verdad y tenemos que hacer algo al respecto para evitar este tipo de tragedias.
Otra pequeña historia: en 1984, le dije a Jay que iría al Spectrum en Filadelfia para ver la primera gira del Fresh Fest. Cuando llegué a la entrada trasera le envié un mensaje y le pregunté si podía dejarme entrar. Y efectivamente, en medio de un concierto frente a 20.000 personas, salió del escenario, pasó junto a los guardias de seguridad y me trajo dos entradas. Nunca lo olvidaré.