Lo que hace Angèle en el Sportpaleis es mucho más grande que nuestro país y aún así rebosa de belga ★★★★☆

La sombra que bajaba las escaleras en las primeras notas de ‘Plus de sens’ podría haber sido cualquiera. Ariana Grande, Rihanna, Beyoncé: fue con ese encanto que se quedó allí. La ilusión duró hasta el primer texto vinculante. ¡Buenas noches, Amberes! Comentar ça va se soir?‘Eso solo es posible Ángel Van Laeken el mejor compromiso comunitario en este país desde el Pacto de Egmont.

Cada año desde su primer concierto oficial en el Botanique, casi día a día hace seis años, ha sido el año de Angèle y 2022 no es menos. Lanzó la versión extendida de su segundo álbum ‘Nonante-Cinq’, además del Sportpaleis, reservó el Vorst Nationaal no menos de cuatro veces y en Francia realizó numerosas giras por los principales estadios. Angèle obtiene los números para llenar esos contenedores, pero no todas sus canciones están a la altura: el crujido que escuchas es el sonido de una iglesia maldita. Lo que quiero decir con eso es que me gusta una canción como «Tu me consientes» al principio del set mucho mejor en la versión ligera del disco Quicksilver que con una línea de bajo que suena como fuego de artillería y un baterista haciendo su trabajo con esteroides.

El grupo, con otro guitarrista y un teclista, superó incluso en las primeras canciones la frágil voz de Angèle. Podría explicar por qué a veces no tomaba una nota perfectamente entre bailes. Ella nunca se cayó del personal. compararlo con Cristiano Ronaldo que juega unos pases desviados para entrar, pero luego con un gol su equipo al h… perdón, mal ejemplo.

Esto en cuanto a las malas noticias, que se trata de detalles y se limita al comienzo de la noche. Luego pasó de bueno a fascinante y, en ocasiones, increíble. Enseñar a Angèle a hacer un buen espectáculo pop es como neymar aprender a caminar… otro mal ejemplo. Cada rutina de inicio, parada y baile ha sido ensayada hasta el segundo y, sin embargo, ninguna canción se siente como una canción. Visualmente, el concierto es bastante sorprendente, con hologramas y proyecciones en 3D (‘Perdus’) o con una cantante que empieza a filmarse frente a los visuales de la gran pantalla (‘Amour, haine & danger’).

‘Ta reine’ habla de amor, dice, y la cantante se envuelve en la bandera multicolor de las lesbianas encantada. Pienso en los muchos niños pequeños en la sala, en su mayoría niñas, que preguntarán a sus padres después del concierto qué significan esos colores y cuán importante podría ser la respuesta para algunos. La propia Angèle no tuvo la oportunidad de decirle al mundo a su propio ritmo que le gustan las mujeres, gracias a un presentador francés que la delató sin preguntar. Incluso sin ese conocimiento, la declaración es fuerte en su informalidad, tan poderosa como graciosa.

Más pequeños guiños en los visuales: luz verde venenosa en ‘Jalousie’, su perro Pepette que flota sobre las nubes durante ‘Oui ou non’ y pasa cocodrilos dibujados como ‘Tout oublier’ – el cocodrilo es el animal favorito de su hermano y compañero de dúo romeo elvis, que estuvo ausente en Amberes. También no Damso como en París, y mucho menos dualipapero por suerte hay Tamino, que invitó a Angèle en su último disco ‘Sahar’ para ‘Sunflower’. Con la oferta, a Cohen Sabroso canto, el loto de Linkebeek y el faraón Mortsel cierran una parte más tranquila, en la que Angèle interpreta algunos temas en solitario al piano.

Gracias a una pantalla de proyección extra, ‘Tempête’ se ve bañada por tornados y relámpagos, Angèle cambia su top rojo por un conjunto plateado y sólo entonces empieza a vender realmente los hits por kilo. Primero ‘Libre’, ‘Flou’ y ‘Fever’, luego ‘Balance ton quoi’: no ​​entendí todo su texto encuadernado en francés, pero la última palabra fue patriarcado. Las jóvenes que tengo delante, de no más de seis años, no pueden saber esa palabra, pero cantan con todo el francés que tienen dentro y puedes ver que la música las hace brillar hasta las raíces de sus colas de caballo.

‘Démons’, el primero de dos números bis, es la forma en que alguien como Angèle debería cerrar sus conciertos: fuerte, dura y mundana. ‘Bruxelles je t’aime’ es la inevitable última y también es típica de ellas: traviesa, coqueta y bruselense, aunque también tropiezan gofres de Lieja por la pantalla. Mujer de mundo y chica de la capital, Angèle sigue compaginando los dos papeles sin gotas de sudor en la frente. Ni siquiera después de dos horas de actuación, por cierto. ¿Cuántos belgas obtienen ese tiempo con solo su propio trabajo? ¿Cuántos artistas en total, sin aburrirse en ninguna parte? Lo que hace Angèle aquí es mucho más grande que nuestro país y, sin embargo, continúa rebosante de belleza, con sus lindos textos encuadernados en holandés, inglés y francés como guinda del gofre.



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