Por Oliver Ohmann
En la Senefelder Platz de Prenzlauer Berg se encuentra un monumento notable. Está dedicado al homónimo de la plaza.
En la base se encuentra Alois Senefelder, el inventor de la impresión en piedra, también conocida como litografía. El escultor Rudolf Pohle tuvo una brillante idea en 1892. ¡El nombre de Senefelder aparece escrito en un espejo en el monumento!
¿Por qué? Es muy sencillo: en la litografía, el motivo se aplica al revés sobre una losa de piedra caliza molida con tinta grasa o tiza.
Senefelder se habría alegrado del honor
Pero el escultor Pohle tuvo otra idea brillante. En la base se puede ver un ángel que sostiene un espejo en la mano, para poder leer correctamente el nombre del inventor. Alois Senefelder, fallecido en Munich en 1834, sin duda se habría alegrado de este inteligente honor. Ella también estaba completamente justificada. La nueva impresión litográfica permitió realizar obras impresas limpias y, entre otras cosas, contribuyó a la distribución de mapas y partituras.
Goethe amaba y elogiaba las copias litográficas de los dibujos de Durero y Cranach. La producción fue mucho más económica que el grabado en cobre que había sido común hasta ese momento.