El impuesto, conocido extraoficialmente como el “Impuesto del Amazonas”, tiene como objetivo evitar que las camionetas de reparto pesado carguen la infraestructura de la ciudad con paquetes que pesan unos pocos cientos de gramos. Los transportistas de paquetes a menudo se estacionan incorrectamente o en la segunda fila debido a la presión del tiempo, lo que bloquea el tráfico. Las furgonetas de reparto no eléctricas, en particular, también causan contaminación atmosférica y acústica directa en las ciudades.