Libertadores, Fluminense campeón: Boca goleó 2-1 en la prórroga

Primer triunfo de los brasileños, que se impusieron en el 120′ gracias a los goles de Cano y Kennedy. De nada sirvió el momentáneo empate de Advincula. En el Maracaná acaba 10 contra 10 por las expulsiones de Kennedy y Fabra en la primera prórroga

Adriano Seu

Fiesta tricolor bajo el cielo carioca para un triunfo con sabor histórico. El Fluminense ganó la 64ª Copa Libertadores en el campo del Maracaná, capaz de lograr la hazaña en el segundo intento después de la final perdida en 2008 contra la Liga de Quito. Los héroes del título tricolor son Germán Canó, autor del gol que destrabó el resultado y máximo goleador del torneo con 13 goles, y Kennedy, de 21 años, autor del definitivo 2-1 en el minuto 99 antes de verse la tarjeta roja. El Boca Juniors de Cavani está agridulce, perdiendo su tercera final consecutiva después de las de 2012 y 2018. Gracias al triunfo en el Maracaná, los brasileños también recaudaron una digna suma de 18 millones de dólares (que se suman a los aproximadamente 10 que recibieron hasta la final). ). Además, Flu logra de un solo golpe la clasificación para la próxima Recopa y el Mundial de Clubes.

tensiones

Las horas previas al inicio fueron animadas, aunque menos de lo que temían las autoridades locales tras los disturbios de los días anteriores y la invasión de más de 100.000 argentinos a la capital carioca. Los agentes desplegados en el recinto del Maracaná y sus alrededores tuvieron que intervenir en dos ocasiones para sofocar intentos de robo de varias decenas de aficionados argentinos sin entradas. Según UOL, más de cien argentinos fueron rechazados en los torniquetes porque estaban en posesión de cupones falsos. Para contener a la multitud en la entrada norte fue necesario lanzar gases lacrimógenos. También hubo tensión por la llegada de los ultras argentinos agrupados bajo el símbolo de «La 12», pero todo transcurrió sobre ruedas.

SUPERIORIDAD TRICOLOR

Sin sorpresas en el once inicial respecto a lo que se esperaba en la víspera: el Boca de Almirón se alineó según el tradicional 4-4-2 con Romero en los postes, Advíncula y Fabra al margen, la joya Barco por izquierda y Cavani al frente. el ataque; 4-2-3-1 en cambio para el tricolor de Fernando Diniz, con Felipe Melo en el centro de la defensa (aunque obligado a retirarse en el minuto 52 por un problema muscular), Marcelo en la izquierda y Ganso para disparar al delantero Alemán Cano. El ritmo no es precisamente frenético y el guión salta a la vista de inmediato, con Boca cediendo espacios e iniciativa a sus rivales para competir con una vivaz «defensa y contraataque». Los brasileños mantienen así la posesión del balón, muy por encima del 70% en los primeros 45 minutos, pero las emociones siguen llegando a gotas. Poco o nada durante una buena media hora, a decir verdad, a excepción de un cabezazo de Cano a los brazos de Romero y un violento derechazo de Merentiel desde la frontal, igualmente fácil para Fabio. El ambiente corre el riesgo de recalentarse por la excesiva permisividad del árbitro Roldàn, que pasa por alto un par de entradas al límite y un violento tumulto entre Valentini y Ganso.

“DEPREDADOR”

Para romper el equilibrio, legitimando así la clara superioridad territorial del Fluminense, llega el hombre más esperado: el brazo armado del Diniz, responsable de más de la mitad de los goles marcados por el Flu desde el inicio del torneo, que llega puntualmente en el minuto 36. gracias a un giro mortal de primera intención desde el centro del área tras un pase atrás de Keno. Nada que hacer para Romero, superado por el posadas de 35 años que desde que está en Río ha logrado un promedio goleador digno de Haaland y Mbappé. Aún hoy, como un reloj, se cuida el delantero al que la afición carioca ha rebautizado como «Depredador», porque está acostumbrado a asaltar zonas rivales como esta noche en el Xeneize, castigado en el segundo intento. Los brasileños deciden gestionar el resultado, alentados también por un Boca estéril y el poco apoyo de Cavani (que también arriesga una tarjeta mediada la segunda parte por un pisotón a André). Grave error el del Fluminense, porque se expone a la jugada improvisada que llega puntualmente en el minuto 72 para reabrir el partido: zurdazo de Advíncula desde lejos y el balón golpea a Fabio en el borde del poste para el argentino. igualada.

furia kennedy

En la final, los dos entrenadores corrieron el riesgo de hacer algunos cambios impopulares: un impalpable Cavani sustituyó a Benedetto por un lado, Lima sustituyó a un inconsistente Ganso por el otro, pero poco cambió. Los brasileños desperdiciaron una gigantesca oportunidad en el minuto 94 con Barbosa, que disparó desviado a dos metros de Romero, y sólo quedó ir a la prórroga. Allí los brasileños encontraron las últimas energías para dar la jugada ganadora gracias a 20 minutos locos de Kennedy, de 21 años: entrada en el minuto 80, tarjeta amarilla en el minuto 89 por juego peligroso, gol sensacional en el minuto 99 para La nueva ventaja brasileña y la segunda tarjeta amarilla por exceso de entusiasmo en el regocijo bajo la curva tricolor. Las fuerzas en el terreno de juego volvieron a estar a la altura diez minutos después, porque Fabra pensó que era mejor sacarse la tarjeta roja por una bofetada a un rival, y todo se le hizo más fácil a Flu. El último cuarto de hora es una defensa extenuante que proyecta al Fluminense en la cima del continente y hace estallar la alegría de la afición carioca.





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