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Rusia, Estados Unidos y otros países intercambiaron el jueves 26 prisioneros, incluido el periodista del Wall Street Journal Evan Gershkovich, en el mayor intercambio desde la Guerra Fría, según funcionarios de seguridad turcos.
El intercambio de opiniones celebrado el jueves en Ankara entre siete países fue la culminación de muchos meses de ardua diplomacia después de que la invasión a gran escala de Ucrania por parte del presidente Vladimir Putin hundiera las relaciones entre Estados Unidos y Rusia a su nivel más bajo en décadas. En las conversaciones también participaron Alemania, Noruega, Polonia, Eslovenia y Bielorrusia.
Rusia acordó liberar a 16 prisioneros, entre ellos Gershkovich, que había sido condenado por cargos de espionaje, y Paul Whelan, un ex marine estadounidense que cumplía una condena por espionaje, así como a otras personas, incluido el destacado prisionero político Ilya Yashin, dijeron los funcionarios turcos.
A cambio, un total de 10 personas, incluidos dos niños, fueron trasladadas a Rusia, entre ellas Vadim Krasikov, un sicario condenado por un asesinato a plena luz del día en Berlín en 2021, indicaron.
Gershkovich, de 32 años, fue arrestado mientras realizaba una misión periodística en Ekaterimburgo, una ciudad en los Montes Urales de Rusia, en marzo del año pasado y luego fue condenado por espionaje, por cargos que el Wall Street Journal y el gobierno de Estados Unidos dijeron que eran infundados.
Rusia afirmó haber atrapado a Gershkovich «con las manos en la masa» cuando fue arrestado en un café de Ekaterimburgo y dijo que tenía «pruebas irrefutables» de su culpabilidad, pero nunca presentó ninguna prueba en público.
El tribunal de Ekaterimburgo condenó al periodista a 16 años de prisión en julio, tras un juicio apresurado que duró tres días. Según se informa, Gershkovich negó las acusaciones durante el juicio secreto.
Rusia detuvo a varios estadounidenses en el período previo e inmediatamente posterior a su invasión a gran escala de Ucrania en 2022, en lo que fue ampliamente visto como una estrategia de toma de rehenes destinada a asegurar la liberación de los agentes del Kremlin de las prisiones en Occidente.
Turquía, miembro de la OTAN, ha intentado posicionarse como mediador entre Occidente y Rusia. Ankara se negó a sumarse al régimen de sanciones de Estados Unidos y la UE contra Moscú por su guerra en Ucrania, incluso manteniendo su espacio aéreo abierto a los aviones rusos.