Leusden está muy molesto con una de sus mayores atracciones turísticas. El Asschatterkeerkade, donde se cuenta la historia de guerra del pueblo, está en tan mal estado que se necesitan 75.000 euros a toda prisa para mantener abierta la tarjeta de visita.
Restauración de trincheras, colocación de refugios para murciélagos y pintura de un búnker con colores de camuflaje: no se escatimaron gastos en 2011 para reconvertir una parte moribunda de Grebbelinie para crear un pequeño museo al aire libre. Con éxito, porque especialmente en los días de verano este pedazo de historia, al que se puede acceder fácilmente en bicicleta, atrae a muchos turistas.
Diez años después, sin embargo, la situación es muy diferente, según un mensaje que emitió el consejo municipal de Leusden la semana pasada. La madera utilizada para restaurar las trincheras a su antigua gloria parece estar podrida en algunos lugares. Tan malo que, en palabras del alcalde Bouwmeester y sus concejales, “ya no se puede garantizar la apertura en el futuro previsible”.
Obligación de mantenimiento
Según Leusden, era difícil prever que ahora está tan mal. “Hace diez años que el municipio hizo construir trincheras por primera vez, por lo que era imposible prever cómo sería el manejo”. Hacer nada no es una opción. No solo porque Leusden perdería una atracción como resultado, sino también porque el municipio tiene una obligación de mantenimiento para Asschatterkeerkade, porque es un monumento nacional.
Según Bouwmeester y sus concejales, por lo tanto, no hay otra opción que sacar la billetera. Todavía no está claro cuándo se llevará a cabo exactamente el mantenimiento.