Lesiones, amnesia, táctica: por eso la defensa del Milán no puede encontrar la paz


El departamento que había sido el buque insignia del campeonato está viviendo una larga serie de desventuras. Y Pioli trabaja para devolverle certezas

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El muro -al menos “ese” muro- ya no está ahí. Y es muy complicado intentar imaginar cuándo será reconstruido. Era el muro del scudetto, esa defensa de hormigón armado por donde como mucho entraba de vez en cuando una corriente de aire, capaz de suplir los momentos en los que el ataque luchaba. Porque, como sabemos, en la gran mayoría de los casos el campeonato se lo lleva el que menos goles mete y no el que más. Los dos ladrillos centrales del muro eran Kalulu y Tomori. Uno que le quitaron por unos centavos en Lyon, donde nunca había jugado un partido profesional; el otro procedente del Chelsea, donde nunca pisó el terreno de juego. En pocos meses, Pierre y Fik se convirtieron en una cremallera que pocos lograron bajar.

Montaña rusa

Esta es (también) la razón por la que resulta bastante impresionante observar las diversas dificultades en las que se encuentra el sistema defensivo rossoneri. Después de todo, solo ha pasado un año y medio desde el campeonato, pero allí bailamos a menudo. Sincronías perdidas, errores tácticos, amnesia individual. Las primeras señales de alarma fueron directas para ellos dos. A su vez, la actuación empezó a subir en una montaña rusa: momentos de gran dificultad se alternaban con actuaciones convincentes como en el pasado, que engañaban innecesariamente porque luego la próxima vez los errores volvían. Y así, dos jugadores que representaban certezas casi inquebrantables se volvieron más “humanos”, expuestos a interrogantes.

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¿Y los compañeros del departamento? La buena noticia la trajo Thiaw quien, al igual que Kalulu y Tomori, ha seguido adelante y ha crecido muy rápidamente. Tanto es así que se ganó el puesto titular a principios de esta temporada. Lo malo es que de un chico que acaba de cumplir 22 años y con una experiencia previa bastante limitada en la Bundesliga no se puede esperar la perfección. Las malas noticias, sin embargo, fueron diferentes. Y ese es el evidente declive físico de Kjaer, que de columna ha pasado a reservista con una dolencia siempre a la vuelta de la esquina. El que era una garantía ahora ya no está en condiciones de serlo, neto de su extrema profesionalidad y su apego al Diablo obviamente. El último ejemplo es el más esclarecedor: Simon no se fue a Nápoles debido a una distensión muscular de último minuto, y cuando Kalulu abandonó la escena junto a Maradona, Pioli se vio obligado a hacer debutar a Pellegrino. Inmaduro y no listo para su uso – en términos tácticos – según admite el propio entrenador. El resultado se hizo evidente con el primer gol de Campania.

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En realidad, la fase defensiva ha estado crujiendo de forma siniestra desde este verano. Hubo partidos en los que se tenía la sensación de que el rival podía marcar más o menos cada vez que aparecía cerca de Maignan. En algunos casos se trataba de los llamados riesgos calculados del entrenador, como en los partidos en los que ambos laterales trabajaban como centrocampistas adicionales, dejando las bandas desprotegidas. En otros casos simplemente hubo confusión. En otros, y aquí estamos en el aspecto más grave, faltaron atención y ferocidad. El segundo gol del PSG, que viene de un córner (por tanto con la defensa rossoneri teóricamente alineada), es una postal escalofriante: los franceses se meten en un hueco con tres hombres en el área contra los nueve (más Maignan) rossoneri. Cuando los azules inician la acción desde la bandera, incluso puedes ver a Tomori todavía atando sus zapatos. Pero ahora el problema más acuciante es la enfermería. Kalulu estará fuera al menos cuatro meses, Pellegrino aproximadamente uno y medio, y Kjaer hará lo que pueda. Incluso Caldara, teóricamente fuera del proyecto deportivo, podría haber encontrado un lugar en condiciones similares: pero él también es un paciente de larga duración. Mientras tanto, Pioli reza para que Thiaw y Tomori nunca se resfríen y espera a enero: habrá que ponerle un parche con el mercado de fichajes.





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