Lecciones de vuelo de una madre a su polluelo


Alberto Nassetti murió a la edad de 27 años el 30 de junio de 1994 en Toulouse, durante un vuelo de prueba de un nuevo avión Airbus de largo alcance, el A330.. Vuelo que duró 35 segundos y provocó la muerte de las siete personas a bordo (él iba a bordo como pasajero, no en los controles).

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Alberto se convirtió en piloto de Alitalia a los 23 años, en 1989, cumpliendo su sueño de adolescente, cuando le escribió a su padre que «lamentablemente» no podría seguir sus pasos en las tecnologías de la información, pero su destino era volar.

A los 24 años le diagnosticaron un tumor cerebral. Fue operado, mintiendo a la familia para no preocupar, y luego logró (primer caso en el mundo) estar en condiciones de volar nuevamente.. El presidente Ciampi concedió a Alberto y Pier Paolo Racchetti (el otro piloto italiano fallecido en el accidente) la medalla de oro al mérito civil en 2005. También se les dedican dos calles del aeropuerto de Fiumicinodonde se encuentra la sede y el centro de formación de Ita Airways.

Aldo Cazzullo (foto de Carlo Furgeri Gilbert).

El poema que escribió en los meses posteriores a la operación ha dado título a un hermoso libro, escrito por su hermano Filippo y publicado por Baldini+Castoldi, He visto muchas águilas en vuelo. Vidas extraordinarias de los pilotos.: “He visto muchas águilas en vuelo / Alas majestuosas desafiando el suelo / Aves rapaces solitarias encontrándose con el sol / Figuras imperiales corriendo por las gargantas / Las seguiré viendo por mucho tiempo / Luego, con ellas, moriré” .

“He visto muchas águilas en vuelo. Vidas extraordinarias de pilotos” de Filippo Nassetti (Baldini+Castoldi).

En la familia hay talento literario, además de volar. También es preciosa la carta que le escribió su madre cuando cumplió veinticinco años. En esta carta está el movimiento de la sombra de un ala retraída, aquella que el ave rapaz adulta recuerda haber extendido -y luego retirado- para proteger a su «polluelo».

«hubiera querido las cosas más hermosas para ti, Quería transmitirte amor, seguridad, ternura, alegría, confianza y tú, con una sonrisa ligeramente tensa, parecías saber ya que la vida no siempre es fácil. Ahora reconozco en el hijo de hoy a un hombre maduro que me llena de orgullo con todas sus cualidades y cierta intemperancia. Quería abrirte el camino pero eso no es posibleya no soy tu guía pero es cierto que es así…».

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