Uno de cada diez ictus afecta a los jóvenes. A veces porque fuman, tienen sobrepeso o toman la pastilla. Pero en muchos casos también están perfectamente sanos y es mala suerte, mala suerte. Le pasó a Laure, Daphne e Yves, con 26, 28 y 32 años respectivamente: “Ahí estáis, rehabilitando entre los viejos”.
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