Organizar y participar en fiestas rave se convierte en un delito específico, 434-bis del Código Penal. Con pena de hasta seis años de prisión. En el primer Consejo de Ministros operativo, aquí está el apretón del gobierno de centroderecha sobre las concentraciones ilegales, el día del desalojo -sin enfrentamientos y antes del punto culminante programado en la noche de Halloween- del evento de Módena, que atrajo a miles de jóvenes. gente. Ningún truco, por tanto, más bien un truco pesado para los amantes de los bailes de masas -y muchas veces “químicos”-, maratones en terrenos desatendidos y almacenes en desuso.
Confiscación de medios
“Confiamos en el efecto disuasorio de la sanción accesoria de la confiscación obligatoria de los medios utilizados para organizar estos eventos”, explicó el ministro del Interior, Matteo Piantedosi, en rueda de prensa. De hecho, ahora existe el riesgo de que roben camiones, furgonetas y costosos sistemas de sonido. El titular del Ministerio del Interior rechaza entonces al remitente las críticas del líder del M5S, Giuseppe Conte y del Partido Demócrata, por la falta de intervención, sin embargo, en la manifestación fascista de ayer en Predappio, ciudad natal de Mussolini. «Son cosas -según el ministro- completamente distintas. Predappio es un evento que se lleva haciendo desde hace muchos años, el dueño se quejaba de la fiesta rave».
La anterior ministra del Interior, Luciana Lamorgese, ya se había puesto manos a la obra para definir una regla que pusiera a Italia a la altura de otros países europeos en la lucha contra las raves. Con el nuevo gobierno hubo una aceleración, también determinada por la polémica sobre Módena. La medida llegó así inmediatamente a la mesa del Consejo de Ministros presidido por Giorgia Meloni. Piantedosi agradeció al Subsecretario del Primer Ministro, Alfredo Mantovano, al exmagistrado y al Ministro de Justicia, Carlo Nordio, por su contribución en la redacción de la disposición. 434-bis, por tanto, establece un nuevo tipo de delito: “Invasión de terrenos o edificios para reuniones que sean peligrosas para el orden público o la seguridad pública o la salud pública”.
La penalidad
Quien organice o promueva la “invasión” -cometida por más de 50 personas- es castigado con prisión de tres a seis años y multa de entre 1.000 y 10.000 euros. La sanción de hasta seis años permite concertar escuchas telefónicas para evitar raves, que casi siempre se organizan de boca en boca en chats y redes sociales “tapadas”. Por el mero hecho de participar en la “invasión” se reduce la pena. El decomiso se ordena siempre “de las cosas que sirvieron o estuvieron destinadas a cometer el delito… así como de las utilizadas en los mismos casos para lograr los fines de la ocupación”.
En el texto se hace luego una modificación al Código Antimafia disponiendo las medidas de prevención personal para quienes cometan el nuevo delito. Esto permitirá la aplicación de vigilancia especial de seguridad pública para los sospechosos de la “invasión para concentraciones peligrosas”.