Las palabras de la economía: un recorrido etimológico en el léxico económico


Las palabras de la economía, con mucha frecuencia, también dan miedo. El sustantivo «deuda», por ejemplo, es a veces atormentador y esto no es en absoluto casual: en sus orígenes románicos implica claramente estar forzado o destinado y, en algunos testimonios literarios, también tiene que ver con la muerte. Sin embargo, somos responsables de ciertas crisis. El verbo griego κρίνειν (krìnein), del que deriva crisis, en la antigüedad tenía el significado de separar, en virtud de su raíz, y estaba relacionado con trillar. En la práctica, indicaba la actividad de separar el grano de trigo de la paja y la paja. La crisis, por tanto, contiene en sí misma una elección hecha después de una separación, un corte.

Cada palabra “cuenta”, casi por sí sola, es decir, sin la intervención del narrador, un hecho económico-creativo y social, puede potenciar o aniquilar un vínculo, condicionar, de una forma u otra, la estabilidad de un país. Para acompañar al lector en este «viaje etimológico por el léxico económico» Il Sole 24 Ore ofrece en los quioscos durante un mes a partir del sábado 23 de abril y en las librerías a partir del jueves 21 de abril el volumen «Las palabras de la economía» de Francesco Mercadante, editado por el sol las 24 horas. El libro es una especie de glosario económico donde las definiciones se enriquecen con anécdotas y significados extraídos del origen greco-latino de las palabras. Partiendo de los orígenes de la riqueza, que alguna vez -según el autor- fue la ganadería, el libro analiza las palabras: “pecunia”; «divisa»; «dinero»; «dinero»; «lira»; «precio»; «Dinero en efectivo»; «Economy» y así hasta el día de hoy, cuando las palabras de la economía se componen principalmente del inglés. Para finalizar, el volumen dedica un capítulo al análisis de los títulos periodísticos más habituales, inspirándose en algunos “prototipos” de títulos como: “La economía italiana de rodillas”; «Ayer, las bolsas de valores sufrieron un revés», etc.

“En resumen, decir, incluso en economía, es decir algo. En otras palabras y con una simplificación emocional: hasta la economía tiene alma”, subraya el autor.



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