Las nuevas directrices de educación cívica, vigentes a partir de 2024, introducen temas como la valorización de la patria y la prevención de las adicciones, pero descuidan la educación emocional y sexual, relegándola a proyectos extraescolares


ELEl timbre anuncia una noticia importante para las aulas italianas. A partir del año escolar 2024/2025, La educación cívica vuelve al primer plano en los planes de estudios escolares., con un nuevo conjunto de directrices deseadas por Ministerio de Educación y Mérito bajo la dirección de Giuseppe Valditara.

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Con un total de 33 horas al añola nueva versión del programa promete capacitar a los jóvenes en temas cruciales como prevención de adicciones, valorización de la patria, promoción del deporte y la actividad físicaluchando contra las adicciones a las drogas, el alcohol y los juegos. Una línea está dedicada a los extranjeros: «También se pretende favorecer la integración de los estudiantes extranjeros». Entre los puntos, también la confirmación de la prohibición del móvil en las aulasdesde maternal. Pero en este contexto, ¿dónde ubicamos el¿Educación emocional y sexual e igualdad de género?

La educación emocional y sexual para combatir la violencia de género está muy ausente

En el sustancial documento ministerial, la cuestión de la mujer parece ocupar un espacio casi marginal. Se habla de «fortalecer y promover la cultura del respeto hacia la mujer»una fórmula tan genérica como insuficiente para abordar los complejos problemas relacionados con la igualdad de género, la violencia doméstica y la discriminación. El enfoque en el respeto, aunque es un punto de partida esencial, parece ser un intento superficial de incluir un tema urgente y vital en la discusión.

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Pero más allá de las declaraciones de principios, falta una estrategia educativa clara para sensibilizar a los jóvenes sobre las dinámicas emocionales y sexuales, que debería ser central para la educación de cada ciudadano. En un país donde Los feminicidios están a la orden del día. Una mujer muere cada tres días a manos de un hombre.y en los que la cultura patriarcal sigue resistiendo, las escuelas deberían promover un cambio radical. La educación sobre la afectividad y la sexualidad, temas candentes pero estratégicos para una transformación social real, ha sido excluida del programa obligatorio, relegada a proyectos extraescolares inciertos y de alcance limitado.

En los últimos años, las solicitudes de mayor atención a estos temas han sido numerosas e insistentes, especialmente por parte de los Generación Z en las redes sociales. Movimientos políticos, asociaciones y colectivos han pedido una intervención decisiva. el proyecto “Educar sobre las relaciones”presentado hace apenas unos meses en respuesta a la emergencia de feminicidios, había despertado esperanzas de un punto de inflexión. Pero su reducción a una iniciativa voluntaria –y su inclusión de grupos con agendas ideológicas como Pro Vita– pone de relieve la falta de una visión coherente y universal sobre cuestiones tan cruciales.

El escenario educativo del futuro

Las directrices introducidas parecen afirmar conceptos como «cultura empresarial» y pertenencia a la «comunidad nacional», expresados ​​en un lenguaje que, para muchos, resuena con un patriotismo de tiempos pasados. La educación para respetar las normas, luchar contra las mafias y promover la salud son aspectos importantes que no deben pasarse por altopero no pueden ignorar la formación de una conciencia crítica sobre las relaciones interpersonales, que incluya también el reconocimiento y la deconstrucción de las dinámicas de poder entre los sexos y la violencia de género.

El texto, una vez aprobado, sustituirá las directrices anteriores, con la adición de más contenidos y la redefinición de las metas y objetivos de aprendizaje a nivel nacional. El ministro Valditara envió el documento al Consejo Superior de Educación Pública (CSPI) para el requerido dictamen no vinculante.

En el nuevo escenario educativo, la cultura empresarial y la conciencia de los deberes hacia la comunidad parecen ocupar un papel destacado. El regreso de la educación cívica podría representar una oportunidad imperdible para abordar los desafíos y complejidades de la sociedad contemporánea. Las escuelas italianas se preparan para una nueva etapa de enseñanza cívica, pero aún está por ver si el cambio prometido podrá responder a las expectativas de una generación que pide un compromiso más concreto e incisivo con las cuestiones de igualdad y respeto.

Las principales novedades en breve.

Estas son las principales novedades de las nuevas Directrices para la educación cívica:

  • Centralidad de la persona humana, con valorización de los talentos individuales y promoción de la cultura del respeto.
  • Formación de una conciencia común de la identidad italiana como parte de la civilización europea y occidental, con un fuerte vínculo entre el sentido cívico y la pertenencia a la patria.
  • Promover la integración de estudiantes extranjeros y la valorización de los territorios y culturas locales.
  • Educación sobre los deberes hacia la comunidad, con base en el artículo 2 de la Constitución, con énfasis en la responsabilidad individual y el respeto a las normas.
  • Promoción de la cultura corporativa como elemento esencial de la libertad individual, en línea con la Carta de Derechos Fundamentales de la UE.
  • Educación para combatir todas las mafias y formas de delincuencia e ilegalidad.
  • Se destacó la importancia del crecimiento económico sostenible y el respeto por el medio ambiente.
  • Promoción del respeto a los bienes públicos.
  • Educación para la salud y estilos de vida correctos, con especial atención a la prevención de adicciones.
  • Inclusión de educación vial en los programas.
  • Fortalecer y promover la cultura del respeto hacia la mujer.
  • Educación financiera, de seguros, de ahorro y de planificación de la jubilación.
  • Potenciación de la cultura del trabajo como concepto fundamental de nuestra sociedad.
  • Educación en el uso ético y responsable de los dispositivos digitales y electrónicos.
  • Confirmación de la prohibición del uso de teléfonos inteligentes, también con fines educativos, desde la escuela infantil hasta la escuela secundaria inferior.

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