‘Las nueces aportaron el mordisco necesario’


Después de comprar con éxito achicoria el sábado por la mañana, pude empezar con la receta de los canelones. Después de dudar entre hacer pasta yo mismo o utilizar canelones secos, opté por un compromiso: láminas de lasaña fresca del supermercado. Había cortado un trozo de hojas para hacer cuadrados y, aunque eran un poco más pequeñas que 12×12 centímetros, podía hacer rollos fácilmente con ellas. Para el relleno reemplacé la ricota por mozzarella y queso crema. Cuando se acabaron las láminas de pasta y la fuente para hornear estuvo llena, todavía me quedaba algo de relleno. Ahora las piezas cortadas fueron útiles. En una fuente pequeña para horno hice capas de relleno y pasta: una especie de lasaña sobrante para el día siguiente. Lo comimos con hinojo frito con alcaparras y un poco de limón. Tenía un sabor agradablemente amargo y suave y, por tanto, sorprendente. Las nueces aportaron el toque necesario. También bebimos el primitivo italiano que también había usado para el relleno.


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