Las nubes noctilucentes son un tipo de nube que se produce a una altitud de unos 75 a 85 kilómetros, mucho más alta que las nubes normales, que alcanzan una altitud máxima de unos 20 kilómetros. Después del atardecer, esas nubes altas reflejan la luz del sol por un tiempo. Las nubes normales que solemos ver aparecen oscuras y después del atardecer se vuelven primero rojas y luego de color gris oscuro. Las luminosas nubes nocturnas permanecen entonces de color blanco, amarillo anaranjado o azul claro. Las estrellas siguen siendo visibles en estas finas nubes.
En mayo, junio y julio, el cielo del norte puede quedar iluminado por estas nubes con un brillo plateado mucho después del atardecer o durante unas horas antes del amanecer. Durante estos meses el sol está bajo por debajo del horizonte norte, de modo que estas nubes están, por así decirlo, iluminadas por el sol desde abajo. Las cuerdas de nubes tienen una estructura acanalada o de fibras. Son bastante raras y aparecen de forma irregular: a veces se pueden ver unas cuantas veces en un solo mes, pero muchos veranos pasan sin estas nubes. Sin embargo, en los últimos años parecen haberse vuelto más comunes.
Debido a que las nubes son tan delgadas, no son visibles a simple vista durante el día. Sólo después de que el sol se ha puesto, esta capa de nubes se hace visible como una estructura veteada de color azul plateado. Mientras las luminosas nubes nocturnas sigan iluminadas por el sol, se podrán observar. Cuando el sol se hunde profundamente bajo el horizonte, la oscuridad también entrará a gran altura y las luminosas nubes nocturnas desaparecerán. Las condiciones son más favorables durante la primera hora a una hora y media después del atardecer y de una hora a una hora y media antes del amanecer.